25.10.06

La SGT y su estrategia a larguísimo plazo

En la difusión de los rasgos principales del presupuesto con el que se ha dotado a sí misma la Administración Turística del Estado española para el año 2007 llama poderosamente la atención, casi al final de una serie de datos, el apartado en el que se da cuenta de una asignación explícitamente no concretada -pues en la nota oficial se habla textualmente de "en torno a 400.000 euros"- asignada al denominado "Documento Estratégico 2020, que fijará las bases de la Política Turística en los próximos 15 años".

UN PLAZO FUERA DE PLAZO

Realmente es sorprendente que unos políticos, cuyo mandato tiene fecha de caducidad muy cercana por la proximidad de la convocatoria de elecciones generales, vayan a gastarse el dinero de los contribuyentes -ese "en torno a 400.000 euros", que no es moco de pavo- en la contratación de unos servicios destinados a fijar unas -por ser benevolentes- bienintencionadas "bases" "de la Política Turística -en mayúsculas- para, al menos, las tres legislaturas y media siguientes (en caso de no haber elecciones anticipadas en ninguna de ellas).

Condicionarán -quieran o no- el futuro de sus sucesores, a largo plazo, como si ellos fuesen a permanecer en el poder durante esos tres lustros, sin cambiar ni adaptarse a un entorno muy cambiante, como está más que demostrado. Cuando pocas empresas y destinos trabajan a largo plazo, porque los plazos estratégicos se han acortado en los últimos años, aquí hay iluminados que pretenden marcar directrices para quince años.

HIPOTECANDO EL FUTURO, CONCEPTUALMENTE AL MENOS

Una "previsión" a tan largo plazo que condiciona -se habla de "bases" y de "política" las decisiones de los gobernantes futuros no es de recibo.

Y mucho menos sin haber alcanzado previamente un consenso entre los diferentes estamentos sociales y económicos -no sólo los políticos, cosa que tampoco se ha producido- que pueden verse afectados por la evolución de las actividades turísticas y del entorno.

Ni siquiera sería aceptable tal desliz si hubiera habido un gran pacto de Estado entre los diferentes partidos políticos que actualmente tienen representación parlamentaria, porque en quince años -que son más de media generación de votantes, de profesionales incorporados a puestos de trabajo, de emprendedores...- pueden cambiar muchas cosas.

EL PAPEL LO AGUANTA TODO

Que la Administración turística española pretenda gastar esos 400.000 euros -más o menos- en un documento como el mencionado por los responsbales políticos actuales es una frivolidad.

Claro que, como suele decirse en determinados medios, el papel lo aguanta todo.

Y ese "Documento Estratégico 2020, que supuestamente "fijará las bases de la Política Turística en los próximos 15 años", al decir de la SGT, a buen seguro que será una muestra palpable de ese popular dicho.

21.10.06

Precio de los billetes aéreos y transparencia

El presidente de Vueling ha dado un paso más en su carrera dentro del sector aéreo y ha sacado a la luz la falta de transparencia que, desde siempre, ha habido en la relación entre el coste empresarial y los precios que las compañías aéreas cobran a sus clientes por transportarles.

No se trata, pues, de haber entrado a debatir la transparencia en sí misma, que desde que empezó la batalla de las comisiones aéreas ha ido aumentando, sino de que le cuesta a las compañías cada pasajero transportado.

PRECIOS INFLADOS, SI NO ABUSIVOS

Como en las telecomunicaciones cuando eran monopolios, las compañías aéreas aplicaban a los consumidores unos precios de tarifa hiperinflados, lo que permitía a las empresas mantener plantillas sobredimensionadas y, en buena parte, ineficientes o poco eficientes.

Pero la proliferación de las llamadas "low cost carriers" (transportistas de bajo coste) gracias a la liberalización que acabó con las situaciones de monopolios internos y duopolios internacionales implícitos en los convenios bilaterales entre los estados ha sacado a la luz que el coste operativo por pasajero es mucho más bajo de lo que cualquiera pudiera creer.

A SESENTA EUROS EL PAX

De ahí que las compañías de bajo coste puedan funcionar y expansionarse con unos ingresos brutos promedio por pasajero y vuelo que no suelen ir más allá de los 60 euros.

Lo dicho: cada vez es más transparente, para lo bueno y para lo menos bueno, uno de los secretos mejor guardados de un sector tan dinámico y en expansión continua desde que hace cincuenta años se popularizaron los aviones a reacción.

3.10.06

Iberia, locuacidad y refranes

Que los aviones efectúen sus vuelos con puntualidad, a la hora programada y/o anunciada, es un bien cada vez más escaso. Da igual la compañía, salvo meritorias excepciones.

Los problemas, para el pasajero (y para los tripulantes, obviamente) están en tierra y en el aire: congestiones, aeropuertos sobreocupados... y burócratas en los despachos de algunas compañías.

UNA PRIMERA MUESTRA DE LOCUACIDAD
Recientemente, quien esto suscribe se encontró con un vuelo retrasado en Madrid, cuyos motivos de retraso fueron expuestos por megafonía a bombo y platillo por un locuaz comandante, quien explicó con detalles una historia que si no era cierta estuvo bien encontrada, parodiando la frase italiana.

La culpa del retraso, según el comandante, era "del personal de tierra", pero sobre todo de algún "burócrata" que había acumulado una cadena de errores con motivo del cambio de nave (y de modelo) por lo que el avión no podía despegar por un desequilibrio en la carga, al faltarle peso en la cola, etc. etc.

Después de haber explicado aquellos detalles, el locuaz comandante se dio un paseo por el pasillo entre los asientos de muchos cansados pasajeros, sonriendo pletórico hasta que supo, por boca de un pasajero, que aquella interesante narración podía salir reflejada al día siguiente en algún medio de comunicación.

A partir de aquel momento, dejó de lucir tan autosatisfecha sonrisa y fruto de la casualidad o no, el avión tardó poco tiempo en recibir la carga esperada y despegó una vez solventados aquellos problemas "técnicos" de carga en la popa del avión. A la llegada, el comandante rogó al pasajero en cuestión que no diera conocimiento a los medios de comunicación porque podía costarle el cargo.


Y UNA SEGUNDA
Quien esto firma y rubrica fue testigo, otro día de estos, de un nuevo episodio de comandante locuaz de la compañía Iberia.

El vuelo llegó tarde al aeropuerto donde debía descargar pasajeros y recoger a otros. La llegada se produjo con retraso pero la salida tuvo mucho mayor retraso.

Finalmente el avión despegó,y cuando ya había transcurrido un buen rato, unos quince minutos antes de la llegada a destino, el comandante explicó por megafonía que el retraso se debía al "ínfimo" margen de escala que, por cuestiones comerciales, programan los burócratas de la empresa, por lo que los retrasos acumulados no hay quien los recupere.

En una de las lenguas por él utilizadas en su explicación pidió disculpas... "en mi nombre", tras un titubeo. Pero no en el de la compañía.

Puestos a disculparse y a dar explicaciones, mejor recibido hubiera sido por los molestos pasajeros una explicación más temprana, aún en tierra antes de despegar o a poco de haberlo hecho...

A la llegada al destino, firme cual estatua, el comandante fue deseando las buenas noches a los sufridos pasajeros.

UN TERCER CASO
Las dos anteriores son dos anécdotas, pero son situaciones reales que desprestigian a la empresa y a sus empleados, esos comandantes protagonistas, por no lavar en casa los trapos sucios.

Pero la "facilidad" de palabra de los empleados de vuelo de Iberia no es exclusiva de los comandantes, por lo presenciado en una tercera experiencia a bordo de un avión de dicha compañía.

Hace poco también, un par de tripulantes de cabina de la misma compañía explicaron a unos pasajeros quejosos con la falta de aire fresco en la cabina que el aire acondicionado no funcionaba adecuadamente desde hacía varios días. Para mayor abundamiento, a uno de esos pasajeros que hacía cola para ir al lavabo le argumentaron que el otro estaba averiado desde tiempo inmemorial...

DETERIORO DE IMAGEN, FALTA DE CALIDAD
Demasiada locuacidad, como se ve, acreditan algunas personas que forman parte del personal de vuelo de Iberia. Esos personajes parecen no ser conscientes de aquel viejo dicho que sostiene que en boca cerrada no entran moscas. Y los responsables de la empresa, por su lado, de aquel otro refrán que dice que cuando el río suena, agua lleva la corriente.