13.11.06

Desidia y desinformación de Iberia

La compañía aérea Iberia protagonizó hace varios días un episodio tan molesto para sus pasajeros como ilustrativo de la desidia e ineficiencia con que trabajan algunos de sus recursos humanos, directos o subcontratados.

LA BODEGA QUE NO SE ABRÍA
Un avión de pasajeros en vuelo de Mallorca a Barcelona aterrizó en El Prat y sus ocupantes se dirigieron a la línea de recogida de maletas, donde esperaron y esperaron hasta que alguien -cansado de tanta demora- se puso en contacto con los servicios de tierra para indagar por qué no salían los equipajes facturados.
La respuesta no pudo ser más kafkiana: no había llegado ninguna maleta porque el avión tenía un problema y en Palma no pudo abrirse la bodega.
De este tono fue la respuesta y explicación dada individualmente a algunos pasajeros, que la transmitieron al resto, antes de hacer cola para efectuar la oportuna reclamación.

¿POR QUÉ NADIE LO DIJO EN MALLORCA?
La exasperación de los sufridos pasajeros fue alta. ¿Por qué razón nadie les dijo en el aeropuerto de origen que el equipaje no sería embarcado?
Es lo menos que, por delicadeza, se merecían los pasajeros, y no esa especie de silencio en ambos aeropuertos a modo de "ya se lo encontrarán cuando lleguen".
Hubo el caso -la persona que es fuente de este comentario- de una pasajera que llevaba medicamentos para su tratamiento médico de una enfermedad importante que, por el volumen de las medicinas, había preferido facturarlas debido a las nuevas normas y restricciones puestas en vigor tres días antes del vuelo en cuestión.
Dicha persona tuvo que desplazarse, después de los retrasos en el aeropuerto, a una farmacia para reponer los imprescindibles medicamentos que no habían llegado con su equipaje, porque este -como el resto- no había sido facturado.
Sobran más palabras. A la vista está el proceder de una compañía que parece navegar sin piloto y con rumbo equivocado.