30.10.05

Edición nº 201

Boletín ICONOTUR - Edición nº 201, 30-10-2005
Año VI

(http://www.iconotur.blogspot.com)

Índice de esta edición:
El comentario de Pau Morata:
* TASAS TURÍSTICAS: AMAGOS Y PARIPÉS
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El comentario de Pau Morata:

* TASAS TURÍSTICAS: AMAGOS Y PARIPÉS
Casi coincidiendo con u nuevo aniversario, ya que en este mes de octubre se han cumplido diez años justos de la primera manifestación pública de que en la ciudad de Barcelona se iba a implantar una tasa de pernoctación hotelera -que nunca ha llegado a existir en la capital catalana- el actual gobierno de las Baleares se ha sacado de la manga una posible tasa sobre los servicios de alquiler de coches sin conductor, uno de los grandes negocios turísticos del archipiélago.
Sorprende que una decisión como esta haya emanado de los mismos personajes políticos mallorquines que apoyaron a los grandes hoteleros en su dura oposición a la tasa de pernoctación -mal llamada ecotasa- que fue impuesta por las bravas por el gobierno de coalición de todas las fuerzas parlamentarias a excepción del PP que gobernó las islas en un paréntesis entre mayorías de los populares.

UNA ACTIVIDAD CON COSTES TERRITORIALES

El sector del coche de alquiler o “rent-a-car” es uno de los que, a pesar de los estancamientos sufridos en la actividad receptora balear, apenas ha padecido situaciones que puedan considerarse de crisis económica.
Su mayor problema, no en el caso de todas, pero si de bastantes, es donde depositar en aparcamiento los coches cuando no están alquilados. Ha habido, en Mallorca, sobre todo, un incontable número de situaciones comprometidas, porque se han improvisado, a lo largo de los años, zonas de depósito en solares rústicos próximos al aeropuerto o al casco urbano. También se ha generado algún que otro conflicto con los coches que permanecían aparcados en zonas urbanas de intenso tráfico, como por ejemplo el Paseo Marítimo de Palma.
A modo de precedente, merece la pena recordar que en el año 2000 el gobierno autonómico del PP intentó limitar el número de vehículos, que acabó en nada. Ya entonces se sabía que en paralelo a la oferta de las empresas legales había una abundante oferta sumergida, incluso de coches particulares alquilados entre extranjeros.

SATURACIÓN DEL TRÁFICO Y DE APARCAMIENTOS

Desde una perspectiva circulatoria, los coches de alquiler suponen una mayor densidad de tráfico durante los meses estivales, que suele agobiar a parte de la población local, no sólo por el mayor volumen de vehículos en las carreteras sino también porque son bastantes los conductores que circulan más lento de lo habitual, para poder aprovechar la visión del paisaje, por ejemplo en las zonas de montaña de la Serra de Tramontana, tan necesitada -y tan poco cuidada en este aspecto- de miradores y zonas de aparcamiento de los coches de los turistas.
A todo esto se le puede añadir, también, que son muchos los conductores que al conducir un coche generalmente más pequeño y distinto del suyo habitual no contribuyen a la fluidez del tráfico rodado. Y, por último, son decenas de miles de coches que precisan aparcamiento cuando no están en circulación.

UN SECTOR HETEROGÉNEO

En Baleares, el sector del coche de alquiler lo integran desde las delegaciones de las empresas multinacionales más conocidas, por un lado, a diminutas empresas locales, por el otro, pasando por las de tamaño mediano.
Esto se traduce en situaciones que van desde grandes flotas a reducidas, que apenas operan en zonas de playa muy concretas.
A nivel macroeconómico, las flotas son abundantes y aumentan en los meses de temporada alta, con vehículos recién matriculados que, al cabo de pocos meses, pasan al mercado de compra-venta de segunda mano.
Sector rentable, sin duda, algunos de sus dirigentes empresariales y gremiales han saltado como catapultados por un resorte contra la posibilidad de que se cree una tasa que grave a sus clientes por la utilización de sus servicios de alquiler.
La historia se repite, sólo que ahora -dicho sea sin ánimo de faltar, sino simplemente por su valor expresivo, y alterando la frase original- distintos perros con los mismos collares.

¿POR QUÉ SE TEME TANTO A LAS TASAS?

Son muchos los empresarios del sector, de las islas y del resto de España, que parecen temer cualquier tasa sobre sus actividades. Tales apariencias seguramente disimulan un temor real.
Un temor, por lo que puede interpretarse a modo de hipótesis, a quedar más controlados fiscalmente. Por lo tanto no es a la tasa en sí misma, que vendría a ser neutra -se cobra y se ingresa- con unos costes, que podrían ser negociados con la Administración, como se hace en algunas partes de Estados Unidos en casos con cierta semejanza, sino por las extrapolaciones que pudieran hacerse a otros niveles, como el de la facturación y los ingresos reales, en un sector como el turístico en general -no el del alquiler de coches, al menos de las compañías multinacionales- en el que -es un secreto a voces- hay mucha economía sumergida y mucha oferta ilegal añadida a la legal.
Así, salvo excepciones y paréntesis como el de la mal llamada “ecotasa” balear, que -así hay que decirlo- hubiera podido ser un instrumento incluso de fomento de la buena imagen de la isla si se hubiera consensuado y promocionado en positivo en vez de en negativo pero fue un auténtico desatino por el modo y maneras en que fue creada e impuesta, la mayoría de los políticos que suelen decir que hay que combatir la oferta no legal acaban convirtiéndose en cómplices pasivos -por su falta de decisión- de que las cosas sigan siendo y estando como siempre.

UN PARIPÉ TRAS OTRO

La desafortunada y probablemente abortada tasa sobre la utilización turística de los coches de alquiler sin conductor de Baleares formará parte de la cordial “entente” entre políticos y empresarios. Como en el caso de la tantas veces pregonada y tan pocas veces realmente planteada en serio tasa de pernoctación hotelera en Barcelona, que ha rebasado ya los diez años cumplidos de un paripé -en el que parecen estar sutilmente repartidos los distintos papeles de la farsa- que ha llenado cientos de páginas de diarios para acabar en nada.

P. Morata
ICONOTUR
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